Porque la ignorancia produce precisamente el pésimo efecto de persuadir a los que no son bellos, buenos ni sabios de que poseen estas cualidades, porque ninguno desea las cosas de que se cree provisto.
SÓCRATES
El peor de los males: la ignorancia
Los filósofos estoicos comparten una convicción fundamental con el venerable Sócrates: el origen de todo mal es la ignorancia y el origen de todo bien es el conocimiento o sabiduría. Por supuesto, existe una diferencia: los estoicos y Sócrates no estaban de acuerdo en qué era exactamente lo bueno y lo malo. No sabemos en qué medida Sócrates hubiera aceptado los postulados estoicos. Sin embargo, sabemos que hubiera coincidido perfectamente con ellos en que la ignorancia es la fuente de todo error.
Según Sócrates, la felicidad es una consecuencia de actuar correctamente. Es decir, solo podemos actuar de manera correcta si primero sabemos distinguir lo correcto de lo incorrecto. Si, por el contrario, no podemos distinguirlos, caeremos en pensamientos y acciones incorrectos que nos generarán problemas. A la larga, este tipo de pensamientos nos sumergirán en la infelicidad.
Por ejemplo, creer que algo es bueno cuando en realidad es malo es una de las principales causas del mal y sufrimiento humanos. Creer que el poder y el placer ilimitados son provechosos, o incluso que dañar o aprovecharse de otras personas para cumplir nuestros propios intereses es un bien, habitualmente nos lleva a enfrentar numerosas dificultades en la vida.
Innumerables personas piensan que la acumulación ilimitada de fama y riqueza les dará la felicidad. Pero, ¿en qué beneficia la riqueza y la fama a una persona que domina sus deseos? ¿En qué le sirve a una persona que no sabe cómo hacer un uso adecuado de la riqueza y de la fama? No es raro ver a personas que, después de ganar la lotería, pierden el dinero e incluso adquieren más deudas de las que tenían anteriormente. Su estado anímico se desploma, se vuelven irritables y ansiosas. Al final, sus relaciones se deterioran y terminan siendo más infelices de lo que eran o pensaban que eran antes. Otras personas, después de haber conseguido fama, caen en adicciones e incluso llegan a querer terminar con su vida. ¿Acaso estas personas no obtuvieron lo que realmente querían? ¿Y si consiguieron lo que deseaban, por qué parecían insatisfechos con su situación?
La importancia de la sabiduría
Los habitantes de la Atenas de hace dos mil cuatrocientos años no eran muy diferentes. Durante el juicio que lo conduciría a la muerte, Sócrates confesó que exhortaba a los atenienses diciéndoles: “No sale de las riquezas la virtud para los hombres, sino de la virtud las riquezas y todos los otros bienes, tanto los privados como los públicos” (Apología, 30b).
Lo que Sócrates quería decir es que, aunque la riqueza, la fama y el poder son valiosos, no podemos hacer buen uso de ellos si no sabemos cómo aprovecharlos. Asimismo, no nos beneficiaremos de ellos si no sabemos que estos bienes no son bienes en sí mismos, sino instrumentos para lograr bienes superiores.
De poco o nada sirve poseer riqueza y fama si los desperdiciamos o terminan afectándonos. La sabiduría, en cambio, siempre es algo positivo porque nos permite hacer un uso satisfactorio de la riqueza, el poder y otros recursos. Este buen uso resultará en nuestra felicidad.
Los estoicos y actuar conforme a la Razón
Los filósofos estoicos no dejaron pasar desapercibida esta idea socrática: el conocimiento es el bien que nos permite hacer un uso adecuado de otros bienes y evitar los males. Zenón de Citio (el primer estoico) y otros filósofos estoicos llegaron a la conclusión de que el único bien es reaccionar y actuar conforme a la razón. El único mal consiste, asimismo, en reaccionar y actuar de manera irracional. Vivir conforme a la razón significa obedecer este principio: ocúpate de lo que puedes controlar y no te preocupes ni te ocupes de lo que no puedes controlar.
El estoicismo se reduce fundamentalmente a la idea de que de nada sirve preocuparse y ocuparse de lo que no puedes controlar. Reaccionar con tristeza, enojo, envidia o incluso alegría a lo que no podemos controlar solo provoca sufrimiento. Preocuparse y actuar por algo que no podemos controlar solo provocará frustración, acciones fallidas y acciones que pueden resultar en lo contrario de lo que queríamos.
Sentir envidia, ira o tristeza frente a los desafíos de la vida, como la muerte inevitable o la enfermedad probable, no nos beneficia en nada. En cambio, mantenerse firme, estoico, frente a las adversidades es mucho más inteligente y conveniente. La actitud estoica no solo nos traerá paz y tranquilidad del alma, sino también nos abrirá nuevos caminos de acción. Solo podemos hacer frente a las adversidades con una mente en calma. Podremos ver mejor las oportunidades que se abren después de que parecen cerrarse todas las puertas.
Ejemplos de estoicismo en la práctica
Nelson Mandela
Nelson Mandela es un perfecto ejemplo de cómo aplicar el estoicismo en circunstancias adversas. Mandela no reaccionó con odio o frustración frente a los verdugos que lo encerraron por más de 27 años. Al contrario, dijo que “no podía permitirse odiar a sus verdugos”. ¿Por qué no? Porque hacerlo sería un desperdicio de energía emocional. Mandela decidió entonces canalizar toda su energía emocional en idear qué haría una vez que saliera de la cárcel.
En efecto, una vez libre, dedicó todas sus fuerzas a la lucha contra la discriminación racial en Sudáfrica en los años noventa. ¿El resultado? Consiguió que las personas de color pudieran casarse con quien desearan. Consiguió que pudieran votar y participar en el gobierno.
Marco Aurelio
Otro ejemplo perfecto del estoicismo en acción lo encontramos en el emperador romano del siglo II d. C.: Marco Aurelio. Este emperador no desesperó frente a la peste que asolaba a la ciudad de Roma. En lugar de preocuparse y actuar de manera precipitada, permaneció firme y se enfocó en lo que podía controlar en ese momento.
Lo que estaba bajo su control en esos momentos eran sus propias acciones y su forma de ejercer el poder. Se concentró en curar a los enfermos. Dedicó su tiempo a alistar a los pocos soldados que le quedaban para hacer frente a los enemigos. Gracias a todo ello, Roma no cayó y siguió siendo la ciudad más importante de Occidente durante algunos siglos más. En sus Meditaciones, reafirmó su convicción de que: La peste es la destrucción de la reflexión mucho más que alguna contaminación pestilente y alteración del aire que fluye en derredor, pues esta es la peste de los animales en cuanto son animales, mientras que aquella es la de los hombres en cuanto son hombres (Libro IV, Sección I).
Michael Jordan
Otro ejemplo de cómo actuar de manera estoica es el hecho de buscar alternativas u oportunidades en las etapas que parecen más oscuras. Michael Jordan, por ejemplo, el mejor jugador de baloncesto de todos los tiempos, fue despedido del equipo de baloncesto de su escuela secundaria Laney High School de Wilmington, Carolina del Norte, cuando tenía quince años. ¿Qué fue lo que hizo? En lugar de caer en depresión, redobló sus esfuerzos hasta convertirse en el jugador de baloncesto más grande de todos los tiempos.
La adversidad no solo fortaleció su determinación. No dejó que las circunstancias afectaran su resolución. No podía cambiar la decisión del entrenador de sacarlo del equipo. Sin embargo, podía esforzarse aún más e intentar jugar profesionalmente más tarde. Eso fue lo que hizo.
Conclusión: la importancia del conocimiento y el autocontrol
Los estoicos se dieron cuenta de que Sócrates sabía al menos esto: adquirir conocimiento sobre nuestras capacidades y usarlas de manera correcta es el mayor bien que podemos adquirir. Todos los demás bienes dependen de este. Los estoicos sabían que conocer nuestras capacidades y usarlas para ocuparnos de lo que podemos controlar es un pilar fundamental para lograr una vida más feliz.